jueves, 8 de octubre de 2009

JUSTAMENTE --DEBAJO DE LOS FARDOS--

Las patrullas revisaban cada rincón... varios de aquellos colegios fueron requisados minuciosamente. Pastorin había visitado tres, pero no encontró mas que chavales somnolientos, tocas y bonetes, y detrás de Pastorin hacían fila y requisa ocho policías quienes iban repartidos por las aceras.
Llego a un aposento: "ESCUELA DE SAN JOSÉ". Pastorin solo escuchaba el recitar de los pequeños. Entro en el zaguán y fue testigo de cada momento vivido en este lugar. Los niños asustados preferían callar a lo que preguntaba Pastorin, - Disculpe señorita, pero esta escuela se parece mucho a la mía allá en España. No he podido resistirme a los recuerdos- La niña siguió su camino.
Del mismo lugar por donde entro la muchacha, salia ahora un joven de aspecto meticuloso, con perilla y pelo ensortijado.
-Buenos días ¿es usted el maestro?- pregunto amable Pastorin. El joven no mostró inquietud alguna. -Desbravador de zagales, diría yo- contestó.
Pastorin llamo de un silbido a los agentes quienes llegaron de inmediato. El joven trato de evadirse pero Pastorin lo agarro fuertemente por el brazo y le pregunto: - Estamos buscando explosivos-
A lo que el joven pasaba por ignorar, pero al ver el revolver que Pastorin saco, quedo inmovil sin poder pronunciar palabra alguna. Sorpresivamente una muchacha se lanza a los pies del joven y le pide que no lo haga, por lo tanto se declara culpable y los guia directamente hacia lo que buscaban. Todos quedan completamente sorprendidos por la actitud de la joven, aun amas, el maestro.
La muchacha advierte a Pastorin y los demás que no asusten a los niños, inmediatamente la directora ordena a los niños abandonar rápidamente el plantel y que se dirijan a sus casas. En este mismo momento la joven era esposada por los agentes.
Se dirigen al sótano y Pastorin puede notar el intenso olor a manzanas, bajaron uno tras otro, revisaron cada parte y rincón de aquel sótano y el olor a manzanas se tornaba mas intenso. El maestro dio un grito de recriminación y con todas sus fuerzas trato de desencadenar a la muchacha, los agentes y Pastorin lo sabían. Uno de los agentes dejo libre la joven y puso rápidamente las esposas al maestro. Pastorin ordeno no dar un paso mas al ver que debajo de aquella tablilla se escondía algo.
Dos agentes se dirigieron a levantarla con mucha precaución...efectivamente, eran cientos de ellas esperando.




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